PIEL SENSIBLE

01-Abr-2014

¿Sabías?

Las personas con piel seca tienden a tener la piel más sensible y esto se hace más patente en climas secos y durante el invierno.

La piel de los niños y ancianos suele ser más sensible, por falta de madurez de las estructuras de la piel en caso de los niños, y en el segundo caso por causa del envejecimiento.

Algunos tratamientos dermatológicos como los "peelings", la dermoabrasión, el láser, productos ricos en vitamina C e hidroxiácidos pueden producir un estado de hipersensibilidad temporal.

Enfermedades que condicionan una piel más sensible

Se puede tener la piel sensible y no tener ninguna patología dermatológica, pero puede ser una característica que vaya asociada a alteraciones dermatológicas como la dermatitis seborreica y otros eccemas.

Las pieles grasas también pueden ser sensibles, como sucede en el caso de la dermatitis serborreica o en los casos de acné, que al ser tratadas con isotretinoína de forma agresiva puede conducir a una atrofia de las glándulas sebáceas, que se encargan de lubricar la piel, y desencadenar como consecuencia sequedad cutánea.

Diagnóstico de la piel

La evaluación por el dermatólogo es fundamental ya que con la interpretación de los datos que aporta el paciente, los hallazgos de la exploración física y, en algunos casos, las pruebas epicutáneas, se puede llegar a identificar la causa.

En raras ocasiones la presencia de piel seca o que se enrojece con facilidad sin causa aparente puede deberse a una enfermedad interna, no propiamente de la piel, que debe ser investigada por el médico.

Recomendaciones y cuidados

El tratamiento de la piel sensible pasa en muchas ocasiones por evitar determinados productos que irritan o producen alergia, aunque en otras ocasiones se requiere un tratamiento específico en función de la causa. No obstante, unos sencillos consejos pueden ayudar a cuidar la piel sensible:

- Alimentación: incluye en tu dieta alimentos ricos en vitamina C (cítricos, frutos rojos o piña); además, evitar la ingesta de alcohol y de comidas picantes o excesivamente especiadas porque, generalmente, tienen un efecto vasodilatador en el organismo.

- A la hora de limpiar la piel, utilizar jabones o productos que no tengan detergentes. Una vez limpia, vaporizar con agua termal.

- Prestar especial atención al tipo de cosméticos que se utilizan optando siempre por los que no tengan ni conservantes, ni alcoholes ni perfumes. Tampoco es recomendable utilizar productos que tengan sustancias con efecto exfoliante (por ejemplo, retinol o alfa-hidroxiácidos) porque tienden a irritar la capa córnea de la piel. Si se desea utilizar mascarillas exfoliantes o cremas antienvejecimiento, tienen que ser productos con garantía de poder ser utilizados en este tipo de pieles con una sensibilidad particular.

En su lugar, optar por aquellos cosméticos que en su composición tengan sustancias muy hidratantes (glicerina o ácido hialurónico), que posean sustancias estimulantes del colágeno, antioxidantes y regeneradoras (vitamina E) y descongestivas o calmantes (la cafeína, caléndula o el hammamelis).

- Ojo con la exposición al sol. Si tienes la piel sensible, lo más aconsejable es utilizar productos que contengan "filtros físicos" porque son menos irritantes; eso sí, son menos estéticos porque dejan una fina capa blanca sobre la piel.